La dependencia petrolera en el mundo fue un fenómeno propio del siglo XX. Este hecho se dio al término de la Segunda Guerra Mundial, con el surgimiento del Plan Marshall, el cuál establecía un mejoramiento en la economía. Este plan benefició a las empresas petroleras norteamericanas. A partir de este suceso Estados Unidos promovió al petróleo como la principal fuente de energía en el mundo. Con esto las empresas petroleras norteamericanas fueron designadas como un intento de sacar a Europa de una economía basada en el carbón. Estados Unidos logró así tener el poder sobre otros países, debido a que la demanda del petróleo y su producción superó a la del carbón, el gas natural y la energía hidroeléctrica. Convirtieron esta industria química a petroquímica, lo cual permitió a otras personas (apoyadas por sus gobiernos) sustituir el carbón por la gasolina y esto generó enormes ganancias. La industria petrolera norteamericana generó una riqueza enorme y realzó la conquista de nuevos mercados.
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